Estoy segura que es incompatible tener un paladar que te permita gozar y disfrutar de la comida al punto del orgasmo, y tener que controlarse para estar hecha una mamacita con un cuerpazo. Estoy convencida que todas esas flacas que comen un montón y no engordan, realmente no disfrutan de la comida con  tanta alevosía como yo. Es sencillamente un pecado vivir en el Perú con sus anticuchos y picarones, con su arroz con leche, con el arroz con pollo, el tamalito verde, el ají de gallina, el pan con chicharrón, y ser una mamacita, sencillamente es una trampa! Algo hay que no hemos descubierto porque esto parece un acertijo. No se puede disfrutar de la comida y ser una mamacita a la vez. La decisión es clara: si queremos ser mamacitas, tenemos que dejar el placer de comer…es eso lo que queremos?

Este blog se llama proyectomamacitas porque todas las gordas y gorditas tenemos una mamacita dentro. Basta con bajar unos kilos y  caminamos distinto, miramos distinto y bailamos distinto. Todas tenemos una mamacita dentro, aunque por ahora esté escondida en algunos kilos demás.

Mi historia es la de muchas: tendencia a engordar por parte de madre y sobre todo, llenar con una carga emotiva a toda la comida. Es decir, cuando estoy depre, como, cuando estoy feliz, como, cuando quiero premiarme como y cuando estoy estresada, como. Más allá del disfrute de la comida parece que en algún momento entendí (mal por cierto) que la comida tiene una carga emocional. Como si la comida pudiera querer, consolarme, distraerme, les suena familiar? Pues les cuento que esto no esta bien, la comida es comida: no sentimientos, no te va a dar el cariño que alguien te quitó, no te va a cobijar ni a dar calma…pero poco a poco vamos a ir entendiendo estos temas en su real dimensión.

Les parece conocida la frase “el lunes empiezo la dieta¨, ¨mañana empiezo la dieta¨, ¨ahora sí me voy a poner a régimen¨? Pues son las frases que digo cada cierto tiempo y es como si hubiera tenido un ying y un yang, momento de flacura y sentirme mamacita y momentos de gordura y gula mezclada con placer alimenticio extremo. Para serles sincera, siempre he sido más feliz en los momentos de gula, tengo el alma de gorda, qué duda cabe. Pero se siente bacán estar mamacita, lucir ropas modernas, ganar las miradas ajenas...

Este blog es un recurso para tí y para mí, que nos permitirá acompañarnos en el proceso de volvernos mamacitas. Empecemos visualizándolo, reconociendo a la mamacita que todas tenemos dentro, aunque tengamos un paladar de sibaritas que nos haga la batalla tan dura. Estoy segura que podremos sacar la mamacita que tenemos dentro sin sacrificar (a mediano plazo) todo lo que nos gusta comer. No me creen? No lo puedo decir a ciencia cierta pero están invitadas a seguirme en este camino.

Apúrate! reconoce a la mamacita que tienes dentro y deja de pensar en Mistura