Eso del control nunca ha ido muy bien conmigo. Me es imposible comer sólo un cuadradito de chocolate y no la tableta entera y si hay dos, las dos. Parece que hubiera un hechizo que hace que cuando como algo rico, no pueda controlarme y lo quiera todo. No hay razón que valga en ese momento. Es como cuando los hombres se ponen brutos y sólo quieren sexo y no entienden razones (o formas). Hay como un desenganche de la razón y un momento de descontrol. Igual me pasa a mí cuando pruebo una salsa buenaza, cuando hago fudge y me tengo que raspar la olla, cuando tengo un dulce en la casa y no paro hasta terminarlo, cuando estoy en un coctail y pasan muchos bocaditos sabrosos, o cuando estoy frente a una mesa de quesos ricos...

Creo que padeceríamos mucho menos si aprendiéramos a detener ese ataque de irracionalidad. No digo que nos vayamos a comer sólo el cuadradito de chocolate, pero tal vez media tableta (y no dos). Sé que es muy difícil, yo soy una mujer de extremos y no he podido nunca satisfacerme sólo con una parte. Por eso mi propuesta no pretende cambiar nuestra naturaleza porque probablemente esto esté fuera de nuestras manos, pero sí de evitar el "momento de irracionalidad" que no es otra cosa que un "ataque de atracón".

Justamente es por esto de ser extremista es que he optado por empezar mi dieta con al menos dos días de puro líquido: esto rompe el ciclo que se había creado de levantarme y comer y necesitar comer harinas, pasta, pan, papa, y otros carbohidratos. Cada quien puede elegir lo que sea mejor, si ustedes prefieren entrarle a las ensaladas desde el principio, también funcionará. El asunto es reconocer que cada quién tiene un tipo de vida, un metabolismo y unos hábitos y necesidades que debe considerar e incluir en el plan dietético. Y sea como sea el inicio de la dieta lo que debe lograr es romper el ciclo vicioso del engorde.

Efectivamente, al menos en mi caso lo que ocurre es que entro en un ciclo vicioso del engorde en el que digo "ya, qué michi, vamos a disfrutar la comida" y entonces "me desgracio con mucha  gracia" y me empujo el pan con chicharrón, todos los postres posibles, chocolates, etc. Empiezo con un pequeño pecado y avanzo cada vez más hasta que llega un momento en el que como o chocolates o brownies o harinas todos los días. Claro está que este es un desorden alimenticio y que sé que no es lo mismo que te pasará a tí, pero seguramente hay cositas muy básicas en las que el ciclo vicioso se parece. Empezando con comer por antojo y no por hambre.

Ayer hice mi primer día  líquido y me fue bastante bien, salvo un dolor de cabeza en la noche que se solucionó rápidamente con una pastilla, y el hecho de oler la maravillosa salsa a la bolognesa que estaba haciendo mi novio para su almuerzo de hoy. Claro, el chiste es que cuando uno tiene hambre verdadero y no antojo, todo sabe más rico, todo huele buenazo. Es por eso que he optado por dos días de líquidos, porque al tercer día, cuando me toque mi ceviche, será el más rico de la Tierra!

Nuevamente les recuerdo que no llegaremos a nada si no estamos determinadas en hacer la dieta. La dieta empieza como una semana antes de empezarla con una labor mental que cada quien tiene la responsabilidad de hacer: visualizar dónde quieren llegar, cómo se quieren ver y asumir que van a priorizar su apariencia al placer inmediato que es la comida. Sólo una vez que  hallamos hecho esto, estaremos listas para la dieta.

No se preocupen, en este esfuerzo, los primeros días serán terribles, pero es porque es necesario romper con el ciclo vicioso del engorde. Les prometo que incluiremos chocolates, pastas, todo. Pero todo a su tiempo.

Buen día!

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